El artista mexicano creador de Manhatitlan, ha trabajado para The New Yorker, The Nation, The Wall Street Journal y Reader´s Digest
Carmen Valdivieso Hulbert | New York Hispano | Colaboradora
Cuando uno toma el tren de la línea 1 del sistema de trenes subterráneos de Nueva York, que cubre la ruta entre Manhattan y el Bronx puede apreciar un conjunto de coloridos vitrales que filtran la luz de su entorno cuando llega a la estación elevada de la calle 231 de la sección de Kingsbridge.
El conjunto de vitrales titulado “Magic Realism in Kingsbridge” fue creado por Feggo, nombre artístico de Felipe Galindo, un inmigrante mexicano que vino a Nueva York por sólo seis meses, a principios de la década del 80, y terminó quedándose 40 años.
Era la época de reconstrucción neoyorquina tras la crisis económica de los 70´s, cuando Felipe Galindo, quien ya trabajaba en periódicos y revistas como caricaturista e ilustrador en México, llegó acompañado de su novia, Andrea Arroyo, una bailarina de danza contemporánea, solo de visita para absorber un poco la cultura de la tan mítica ciudad de Nueva York.
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“Queríamos sentir cómo era vivir en una ciudad como Nueva York”, recuerda Felipe, que también trabajaba en un museo y “pedí permiso porque quería hacer contactos y mostrar mis dibujos, y si a alguien le interesaba, pues la idea era, mandar mis dibujos por correo desde México”, señala.
“Cuando los ahorros para seis meses ya se agotaban nos aprestábamos a regresar, fue cuando me ofrecieron un trabajo en una editorial (ya desaparecida) Holt, Rinehart & Winston, haciendo historietas para enseñar español”, cuenta Felipe, sonriente.
Pensó que era algo temporal, sólo para hacer dibujos, pero cual fue su sorpresa cuando se enteró que se trataba de dos libros.
“Eso nos permitió quedarnos dos años y luego mi esposa consiguió una beca para estudiar con el bailarín y coreógrafo Merce Cunningham”, famoso por desarrollar nuevas formas abstractas de baile moderno.
El ritmo de vida les cambió y tuvieron que conseguir visas de trabajo y otros documentos.
“Nos gustó mucho la ciudad. Pero yo quería regresar porque había dejado mi vida allá. Eso de comenzar de cero…”, agrega Felipe rememorando esa etapa.
Nueva York les Cambió la Vida
“Mi esposa cambió de la danza a las artes visuales y yo cambié de los dibujos animados a hacer más ilustraciones para revistas y periódicos como el New York Times”, destaca. Trabajó con ellos como freelance y con ellos obtuvo el Green Card.
Antes del New York Times trabajó con Barnes & Noble antes de su gran expansión de locales de ventas de libros en Manhattan. Y siguieron innumerables trabajos en famosas publicaciones como The New Yorker, The Nation, The Wall Street Journal y Reader´s Digest. La lista es larga entre medios nacionales e internacionales.
“Esta es la ciudad de las oportunidades, pero hay que tomarlas con mucha responsabilidad y mucho profesionalismo, e inclusive con mucho entusiasmo”, reflexiona Felipe. “Nos gustaba lo que hacíamos. Es una gran bendición trabajar en lo que a uno le gusta”, agrega sonriente.
“En México, yo hacía mucha caricatura política, pero ya quería hacer otro tipo de humor y eso había mucho acá”. Hizo también muchas ilustraciones de humor para la revista New Yorker y también historietas para Mad Magazzine.
Al final, Felipe y Andrea terminaron trabajando en la misma industria.
En los años 80s, se abrían muchas galerías de arte en el barrio en que vivíamos, el East Village.
“Andrea consiguió trabajo con la galería On The Wall, que después se mudó a San Francisco, y sigue con ellos”, agrega.
“Ella ingresó a las Artes Visuales con un talento natural, en algo que yo había estudiado en México pero nunca ejercí”, señala Felipe. “Nosotros vinimos decididos a absorber el arte en Nueva York en nuestros campos, respectivamente. Nuestro objetivo era conquistar al Nueva York anglosajón, y nos apoyábamos mutuamente”, destaca el artista.
Y lo lograron. Sin embargo, la nostalgia rondaba.
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Manhatitlan
“Mi creación de Manhatitlan fue producto de la nostalgia, porque casi no había mexicanos acá. Y se me empezaron a ocurrir ideas de incorporar cosas de México en Nueva York”, relata Felipe detalladamente, cómo comenzó “Manhatitlan, que en mi opinión es su obra por excelencia, además de sus ilustraciones de profundo contenido social y político, que llaman a la reflexión.
“No conocíamos a nadie latino”, rememora Felipe. “Después poco a poco nos fuimos dando cuenta que sí había una comunidad latina”, agrega.
A fines de los 80s, el nuevo periódico mexicano La Jornada, invitó a Feggo a hacer una página de humor y comenzó a poner aspectos nostálgicos de México, a los que denominó “Postales de Manhatitlán”.
Posteriormente, el diario neoyorquino Águila o Sol, asimismo le asigna una página.
“Ahí desarrollé el término que ya había acuñado e hice una serie de 20 a 25 dibujos”, destaca.
Después que desarrolló Manhatitlan, en los 90´s hubo un boom en Nueva York y empezó a llegar gente del estado de Puebla.
“Vinieron algunos y vieron que había trabajo y llamaron a los tíos y a los primos. Llegaron familias enteras. Se corrió la voz y ahora llegan de Veracruz y de otros lugares. Hay como un millón de habitantes en el área triestatal”, afirma Felipe.
“Hay ganas de trabajar”, destaca.
Unos de sus dibujos sobre el “Sueño Americano”, muestra a dos migrantes hispanos, uno sentado que se nota cansado, mientras otro logra atisbar por un espacio de muralla metálica rota, la celebración de la independencia estatadounidense con fuegos artificiales. Feggo dice que esa es la muralla fronteriza que fue levantada por el presidente George Bush sobre un buen tramo del límite con México.
Feggo prepara un segundo volumen de Manhatitlán.
El enlace de la animación de Manhatitlan Codex, que por estos días se exhibe en la muestra “Island to Island” en Governors Island, en la Bahía de Nueva York.
El Realismo Mágico de Kingsbridge
La estación de la calle 231, que fuera construida en 1907, se levanta sobre la avenida Broadway en la sección Kingsbridge del Bronx. Muestra en sus dos plataformas los diseños de la obra de Feggo, “Magic Realism in Kingsbridge”, que está presente en la vida cotidiana de los neoyorquinos en medio del bullicio de los trenes y del público. Cada vitral expresa algo distinto, como Flight (Vuelo), Spring (primavera), Tropical New York (Nueva York tropical) y Speed of Life (Velocidad de la vida).
Feggo ganó una competencia de diseño auspiciado por la dirección de Arts for Transit del MTA (Autoridad del Transporte Metropolitano) y sus cuatro vitrales fueron instalados el 8 de febrero del 2008.
“Para mí, fue muy simbólico y emotivo pues es la fecha en que yo había llegado a Nueva York hacía 25 años. Asimismo, fue como cerrar un círculo en mi carrera pues cuando estudié Artes Visuales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), me especialicé en Arte Público. Treinta años después hacía realidad eso, con mis imágenes humorísticas”, remarca Felipe con satisfacción.
Feggo se encargó de la fabricación de los cuatro vitrales urbanos, que están hechos de vidrio de una pulgada de grosor, en Baton Rouge, Luisiana.
El histórico barrio de Kingsbridge lleva ese nombre, porque ahí estuvo el primer puente entre Manhattan y el Bronx en la época de King George. Hasta ese nivel subía el río, pero a principios del siglo XX rellenaron la zona de vuelta larga, truncando ese apéndice de tierra, para hacer el río más práctico para la navegación.
México Después de 40 Años
“Todavía me siento mexicano, pero veo a México desde fuera, con otros ojos, con otra perspectiva, tal vez con un ojo más crítico”, manifiesta Feggo cuando le hago la pregunta que nos hacemos todos los inmigrantes.
“Lo que me atrae de México es su calor humano. Me siento como pez en el agua”, acota. “Aquí me siento muy bien. Estoy integrado, pero no dejo de pensar que soy un inmigrante, aunque ya sea parte de esta cultura.
Y ¿cómo ha cambiado México en estos 40 años?
Feggo dice que México se volvió muy moderno, pero se creó una élite enorme. “Los ricos se vuelven más ricos y gran parte de la población no se ha beneficiado”, señala.
“Querían poner a México en el primer mundo, pero la revolución de Chiapas les dijo ¡no! Hay mucha miseria y mucho maltrato. Hay gente que vive como hace 500 años”, relata refiriéndose a la sublevación del Movimiento Zapatista en 1994.
En cuatro décadas, un lugar que ha cambiado mucho, es Cancún. A fines de los 70´s no había nada, solo un club de golf y una panadería. “Mi padre que era profesional de golf se mudó a trabajar ahí en 1979”, comenta.
Ahora hay hoteles y más hoteles por toda la costa de la ribera Maya, que antes era virgen.
“Yo le llamo Mayami”, agrega sonriendo pícaramente.
Una Mirada al Futuro
“Estoy en una etapa reflexiva tras cumplir los 40 años de vida en Nueva York. Ahora trato de hacer cosas con más contenido universal como la contaminación, el calentamiento global, cosas que afectan a todo el mundo. No nada más aquí”, destaca Feggo, después de décadas de éxito profesional en la gran metrópoli.
“Baso mis trabajos en tres cosas importantes en mi vida: humor, arte e historia. Son mis tres pasiones”, añade.
En sus series de dibujos investiga el aspecto histórico antes de desarrollar sus ideas.
Tal ha sido el caso de George Washington a quien Feggo dibuja ingresando a Manhattan en una limosina por el puente Washington, hacia lo que es ahora el barrio de Washington Heights. Durante la guerra de la independencia, Washington vivió en Morris Jumel Mansion, que actualmente sigue intacta como monumento histórico.
Asimismo, ha hecho una serie sobre la Estatua de la Libertad cuya exhibición tendrá que ser reeditada porque la presentación se frustró a causa del COVID.
Feggo ha realizado muchas series de dibujos de temas sociales, además de exhibiciones y trabajos para los diarios y revistas más importantes de Estados Unidos.
Para este 15 de diciembre prepara una exhibición en Ruummy Cafe-Inwood, sobre la bebida de café: “Culture in a Cup”.
Publicado el 13 de Setiembre 2023